Los
ciclos solares regulan toda la actividad solar y la meteorología espacial.
Aunque se han estudiado mucho en las últimas décadas, aún no se conocen del
todo. Es muy importante comprender cómo funcionan los ciclos solares, ya que
afectan a gran parte de nuestra tecnología actual y sobre todo, a las
comunicaciones y la navegación aérea. También es necesario para planificar
futuras misiones a Marte.
El
Sol funciona a un ritmo constante y ordenado. El ciclo solar está relacionado
con la aparición de manchas solares. En el siglo XIX se descubrió que cada 11
años aparecían unas misteriosas manchas en la superficie del Sol. Hoy sabemos
que las manchas solares indican el máximo solar, es decir, el momento en que el
Sol tiene más actividad.
Cada
ciclo solar dura 11 años. El responsable es el campo magnético del Sol, y éste
se produce por el movimiento del plasma en su interior.
El
plasma se mueve a distinta velocidad en las distintas zonas del Sol, así:
• En
las capas externas del Sol (zonas
convectiva y fotosfera): en la zona del ecuador el plasma tarda 26 días en
dar una vuelta completa. Mientras que el plasma cercano a los polos se mueve
más despacio y tarda 36 días.
• En
las capas internas del Sol (núcleo
y zona radiactiva): el plasma tarda 27 días en dar una vuelta completa.
Por
tanto, el plasma de las capas internas se mueve más despacio que el de las capas
externas del ecuador, pero bastante más rápido que el de los polos. Esta
diferencia de velocidad hace que unas capas se deslicen sobre otras y se cree
un campo magnético. Las manchas solares son las zonas donde el campo magnético
es más fuerte.
El campo
magnético está formado por líneas de partículas cargadas eléctricamente. Al
comienzo del ciclo, estas líneas están ordenadas de polo a polo. El plasma, al
moverse, las empuja y las dobla. Como el plasma se mueve a distintas
velocidades, las líneas del campo magnético se retuercen, se doblan y se elevan
hasta salir a la superficie. Salen al exterior en forma de bucles coronales, que pueden alcanzar la altura de varios planetas
Tierra.
Cuando
la actividad solar es máxima, los bucles son muy numerosos e intensos. Chocan
entre sí y expulsan enormes chorros de plasma y rayos X, llamados fulguraciones. El plasma se expande
por todo el Sistema Solar y forma el viento solar.
A
veces se producen eyeccciones de masa coronal, violentas
explosiones de plasma que son las que originan las tormentas solares.
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