En
1.920, el astrofísico británico Arthur Eddington fue el primero en descubrir
por qué brillan las estrellas. La luz del Sol se debe a las fusiones nucleares
que se producen en su interior.
El
Sol se compone de gases, principalmente de hidrógeno, que es el átomo más
simple. Un átomo de hidrógeno contiene un protón y un electrón. Conforme la
gravedad agrupa los átomos de hidrógeno en el núcleo del Sol, están cada vez
más aprisionados entre sí. La presión y temperatura aumentan, hasta que los
átomos comienzan a fusionarse. Hasta cuatro átomos de hidrógeno se fusionan en
uno solo, con dos protones y dos electrones. Este nuevo átomo es helio.
En el
proceso de fusión, parte de la masa del átomo se pierde. Es decir, la masa del
átomo de helio no es la suma de la masa de los átomos de hidrógeno, sino que es
menor. Esta diferencia de masa es lo que se transforma en energía, que sale
despedida en forma de luz.
Cada
segundo, el Sol transforma millones de toneladas de átomos de hidrógeno en
átomos de helio. En esto consisten las reacciones nucleares del interior de una
estrella. Se producen tantas fusiones, que la cantidad de energía es inmensa.
La energía que genera el Sol en un segundo bastaría para abastecer a la Tierra
durante un millón de años. Pero a la Tierra llega sólo una pequeña parte de esa
energía. La mayoría se expande por el resto del Sistema Solar.
La
energía se libera al espacio en forma de radiación, en todas sus variables:
ondas de radio, microondas, radiación infrarroja (calor), luz visible,
radiación ultravioleta, rayos X y rayos gamma. Las ondas de radio y microondas
son la radiación más débil, mientras que la radiación gamma es la más potente
que existe.
Desde
que se produce la energía en el núcleo del Sol hasta que llega a la superficie
y se libera al espacio pasan cientos de miles de años. En el trayecto, parte de
esa energía pierde potencia y por eso se emite en las distintas formas de
radiación. Aún así, gran parte de la energía que desprende el Sol sigue siendo
rayos gamma. La luz visible es energía solar que ha perdido parte de su
potencia. Desde que deja el Sol, tarda 8 minutos en llegar a la Tierra.
El
Sol no brilla siempre con la misma intensidad. Varía en función de los ciclos
solares. El Sol brilla más cuando aumenta el número de manchas solares, que es
cuando el Sol está más activo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario